Alzheimer, la enfermedad del olvido

El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa progresiva que afecta principalmente la memoria, el pensamiento y el comportamiento. Es la forma más común de demencia y suele presentarse en personas mayores, aunque existe una variante de inicio temprano que es menos frecuente. Se caracteriza por la acumulación de placas de proteína beta-amiloide y ovillos de proteína tau en el cerebro, lo que interfiere con la comunicación entre las neuronas y, con el tiempo, lleva a su deterioro.
El Alzheimer es más común en personas mayores, y la edad es uno de los principales factores de riesgo. Generalmente, empieza a manifestarse con mayor frecuencia después de los 65 años. A partir de esa edad, el riesgo se duplica aproximadamente cada cinco años.
No hay una cura definitiva ni una forma garantizada de prevenir el Alzheimer, pero se han identificado algunos factores que podrían reducir el riesgo o retrasar su aparición. Aquí te dejo algunas estrategias basadas en lo que se sabe hasta ahora:
1. Mantener una dieta saludable: Una alimentación rica en frutas, verduras, pescado, frutos secos y grasas saludables (como la dieta mediterránea) se ha asociado con un menor riesgo. Evitar el exceso de azúcares y grasas saturadas también es clave.
2. Hacer ejercicio regularmente: La actividad física mejora la circulación sanguínea al cerebro y puede ayudar a proteger las funciones cognitivas. Algo tan simple como caminar 30 minutos al día ya marca una diferencia.
3. Estimular el cerebro: Actividades como leer, resolver acertijos, aprender algo nuevo (un idioma, un instrumento) o incluso socializar mantienen la mente activa y podrían fortalecer las conexiones neuronales.
4. Controlar la salud cardiovascular: Factores como la hipertensión, el colesterol alto, la diabetes o el tabaquismo aumentan el riesgo de Alzheimer. Mantenerlos a raya con chequeos regulares y hábitos saludables es fundamental.
5. Dormir bien: El sueño de calidad ayuda al cerebro a "limpiarse" de desechos, incluyendo las proteínas relacionadas con el Alzheimer. Tratar de mantener una rutina de 7-8 horas por noche es ideal.
6. Reducir el estrés: El estrés crónico puede afectar negativamente el cerebro. Técnicas como la meditación o el mindfulness podrían ser útiles.
Aunque estos hábitos no aseguran que se evite la enfermedad (la genética también juega un papel importante), sí pueden contribuir a una mejor salud cerebral.