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Las vacunas, uno de los mayores triunfos de la ciencia: Antonio Lazcano

Imagen por Cortesía

El profesor Emérito de la UNAM, participó en FIL Ciencia y aprovechó para decir que una feria del libro no es un cónclave de reaccionarios o conservadores, sino un canto a la cultura

Las vacunas son uno de los mayores triunfos de la ciencia, de la medicina que se desarrolla, se promueve y se implanta en el sentir individual y colectivo durante el periodo de la Ilustración, es la historia de una visión racional del universo, una visión laica de la realidad y de una preocupación de soberanas extraordinarias, porque al tener la posibilidad con una visión de estado, garantizan la salud pública de una forma extraordinaria.

Así lo expresó Antonio Lazcano, profesor emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en donde se dedica a la investigación y docencia sobre el origen y la evolución temprana de la vida, en la conferencia titulada Vacunov, el huérfanito, que tuvo lugar en el marco de FIL Ciencia.

“Digo soberanas porque en realidad durante el siglo XVIII y XIX una serie de reinas, princesas, emperatrices y duquesas que tenían un nivel de educación extraordinario, son las que se dan cuenta de que la vacunación es una forma de preservar la salud individual y desarrollan un interés por la medicina, la salud y el bienestar común utilizando la ciencia”, comentó.

En cuanto a la herencia de Edward Jenner, que fue un médico y científico inglés pionero en el concepto de las vacunas, destacó que en ausencia de la teoría microbiana de la enfermedad, su capacidad de observación y análisis, unida a sus diseños experimentales, le permitieron demostrar el papel del virus de la vacunación en la prevención de la viruela.

“Descubrió la importancia de la inmunización que sería lo que permitió extender el proceso de vacunación e impulsó la vacunación como parte de una política de salud pública, lo que lo llevó a predecir que algún día se podría erradicar la viruela. Lo que hace falta es reconocer el compromiso de una serie de mujeres que como parte de la ilustración convencidas de la visión secular de la naturaleza y su responsabilidad como madres, esposas y gobernantes permitieran que la vacunación se extendiera como una regla de salud pública en todo el mundo”, indicó.

Explicó que el temor a las vacunas se empieza a extender en el siglo XIX porque se convierte en un mecanismo no científico, no médico, ni religioso, sino ideológico y un pastor protestante estadunidense se convierte en el principal vocero en contra de las vacunas.

Redacción



  



  

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